- Artículo publicado en Diario de Navarra el 31/07/2012
Sahel significa costa y nombra al espacio geográfico, del Atlántico al Mar Rojo, que comunica el sur del Magreb con el África subsahariana. En gran parte desierto y población esencialmente nómada, fue ruta comercial del norte al sur y de las caravanas de los reinos africanos hacia el Mediterráneo. Ahora se ha convertido en un polvorín, devastado además por la sequía.
Por el Sahel circulan el 40% del tráfico de drogas del mundo; miles de inmigrantes, muchos prácticamente esclavos; y decenas de grupos extremistas dedicados al contrabando, el secuestro y el terrorismo.
La acción de estas milicias – con denominaciones referidas a la fe, islam, yihad… como forma de propaganda y principios retóricos – se extiende por Malí; sur de Argelia; norte de Níger y Nigeria; Mauritania y hasta Somalia. Su intención es ganar la disputa en el seno del islam sobre la interpretación del mensaje profético, los textos sagrados, la ley islámica y su aplicación en la vida diaria. Los yihadistas predican una soberanía divina omnipresente y totalizadora, a partir de la unicidad de Dios en su pureza más absoluta, que exige obediencia y sometimiento. Para ellos no caben las expresiones del islam popular magrebí, tejido de cofradías y morabitos de la mística sufí, del culto a los santos y del apego a las costumbres locales, sincréticas con la religión musulmana.