El Oriente europeo sigue convulsionado desde que el contencioso ucraniano estallara a finales de 2013. La segmentación social entre prorrusos y proeuropeos es una constante en la región, que amenaza con desestabilizar las tierras ubicadas entre el Cáucaso y los Cárpatos. Sin haber tenido tiempo para asimilar la secesión de Crimea, nos llegan inquietantes noticias desde la vecina Moldavia. Se trata de un país cuya ubicación lo convierte en un paso natural entre Europa y Asia, lo que le ha valido numerosas invasiones a lo largo de su historia. Durante el siglo XX, su suelo fue ambicionado por rumanos y rusos, que se disputaron intermitentemente el control de este territorio hasta que quedó definitivamente incorporado a la U.R.S.S. en 1945.