Conmoción e indignación en Sudáfrica por el asesinato de 34 mineros el 16 de agosto en Marikana, a consecuencia de los disparos a quemarropa de las fuerzas de seguridad. La represión de la huelga de 3.000 obreros en una explotación de platino recuerda las peores épocas del “apartheid” del régimen blanco anterior, hace 18 años. Sudáfrica se encamina a su “segunda transición”, retirado Mandela en junio de 1999. Su legado se deshace en las manos de un presidente (desde mayo de 2009) tan populista y excesivo como Jacob Zuma.
La represión de la huelga de 3.000 obreros en una explotación de platino recuerda las peores épocas del “apartheid” del régimen blanco anterior, hace 18 años.
Pobreza, desigualdades y violencia, en uno de los países emergentes más destacados en el mundo y que ostenta la hegemonía en el continente africano, componen el escenario en el que pueden suceder desmanes tan sangrientos como esta masacre. Otros 10 mineros y dos policías murieron en la semana de paros e incidentes en esta región minera a 100 kilómetros al nordeste de la capital Johannesburgo.