Kenia es “zona de guerra” había advertido el nuevo líder de Al Shabab en junio de 2014. Desde mediados de 2013 hasta la masacre criminal en la universidad de Garissa, esta organización yihadí de Somalia ha provocado en el país vecino alrededor de 400 muertos en diversos lugares: el centro comercial Westgate Hall, aeropuertos, complejos turísticos… Antes fueron blancos Kampala (Uganda) en 2010 y 2013; Yibuti, 2009, y de otros grupos extremistas la embajada de EEUU en Kenia y Tanzania (1988), con 213 muertos. El asalto del 2 de abril no es solo la reacción a la intervención de estos países, sobre todo Kenia, en la guerra civil de Somalia. También representa una ampliación de los objetivos de Al Shabab, resultado de su yihad ofensivo y violento, con ambiciones regionales. Que los muertos hayan sido cristianos, en días de Pasión, demuestra que el tafkir (anatema, apostasía) contra los kuffar o infieles globaliza ese yihad.